miércoles, 23 de julio de 2008

EL NIÑO Y SU CAÑA DE PESCAR


Jerry, recibió una alarmante llamada un sábado en la tarde hace algunos meses. Su nietecito de 6 años, Mikey, había sido atropellado mientras pescaba con su papá. Padre e hijo se hallaban en la orilla del río, cuando una mujer perdió el control de su auto, se salió del puente y atropelló a Mikey a una velocidad de 80 Km/hora. Jerry había visto el resultado de accidentes como éste y temía lo peor. Cuando llegó al Hospital, corrió hasta el cuarto de
urgencia y halló a Mikey consciente y con bastante buen ánimo.

- Mikey, ¿qué pasó? -le preguntó Jerry.

Mikey le contestó:
- Abuelo, yo estaba pescando con mi papá y una señora me pasó por encima con su auto, volé hasta un charco de lodo, se me partió la caña de pescar ¡y no pude atrapar ningún pescado!

Según el parte policial, el impacto lanzó a Mikey a unos 15 metros de distancia, por sobre unos cuantos árboles y piedras, a un charco de lodo. Su única lesión fue su fémur que se había roto en dos lugares, por lo que hubo que hacerle una cirugía para colocarle unos
pernos en su pierna. En general, el muchacho estaba bien, y de lo único que hablaba era de su caña rota.

Al día siguiente, Jerry llegó al hospital con una nueva caña de pescar para Mikey y se sentó a su lado para hacerle compañía. Cuando estuvieron solos, Mikey con mucha seriedad le dijo: - Abuelo, ¿sabías que Jesús es real?

- Bueno, -contestó el abuelo, un poco sorprendido- . Sí, Jesús es real para todos aquellos que creen en Él y que le aman en sus corazones.

- No, -dijo Mikey-. Quiero decir que Jesús es real.

- ¿Qué quieres decir? -preguntó el abuelo-.

- Sé que es real porque yo lo vi, -dijo Mikey-, todavía jugando con su caña.

- ¿Lo viste?

- Sí abuelo, -dijo Mikey-. Cuando aquella señora me pasó por encima con su auto y me partió la caña, Jesús me cargó en sus brazos y me puso sobre el charco de lodo.

"Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré"
Josué 1:5

"Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas"
Josué 1:9

"El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en Él confía; de Él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias"

Salmos 28:7

0 comentarios: